El caníbal de los Andes confiesa: “comer gente es como comer peras”
Corría 1999 mientras Dorángel Vargas saltaba morbosamente a la fama gracias a sus gustos culinarios. El Hannibal Lecter de los Andes, como también lo llamaban, no era tan culto ni tan refinado para sus asesinatos como el antropófago de “El silencio de los inocentes”, pero sí se desplegaba en la cocina. Este hombre nacido en 1957 en el seno de una familia dedicada a la agricultura y que llegó sólo a sexto de primaria, cocinaba a sus víctimas con hierbas exóticas, según reconoció él mismo después de su captura.
Los siquiatras diagnosticaron largo tiempo de encierro para el Hannibal latino.
“Sugerencias: mantener recluido en centro cerrado bajo tratamiento siquiátrico por irreversibilidad del cuadro (esquizofrenia paranoide)”, escribió un perito.
Y ahí está, en una celda de la Dirección de Seguridad y Orden Público del Estado de Táchira. Allí fue donde lo entrevistó hace poco Sinar Alvarado, para “Gatopardo”. Ahí fue donde Vargas le dijo al periodista cómo era comer gente: “¿Usted ha comido... ha comido... peras? Bueno, igual: como comer peras”.
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2 tiene algo que decir:
Mas que como peras, diria como comer melocotones. Mas que nada por el hueso.
Bueno, según y cómo. En 'Face off' Nicholas Cage insistía en comer peritas y francamente, es pa' entenderlo, al niño. A lo mejor algunas personas comidas son como peras, y otras como rábanos. A saber.
Y supongo también que dependerá de qué parte te coman.
¿No?
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